Llega la hermosa perdedora

Faithfull

Marianne Faithfull debuta en Buenos Aires

El proximo jueves 22 se presentará por primera vez en Buenos Aires Marianne Faithfull, una cantante y actriz que logró trascendencia tanto por algunos de sus discos como por sus adicciones y flirteos con los personajes más estridentes del rock.

“Nací en Hampstead. Como mi madre no gritaba, no creyeron que estaba pariendo. Después fui a un colegio de monjas. Después anduve en moto vestida de cuero. Después me tomé algunas pastillas para dormir. Necesitaba perder”.

Si Patti Smith es la madrina del punk y Aretha Franklin la reina del soul, a Marianne Faithfull le sería destinado entonces el devaluado trono a la hermosa perdedora de los `60.

Aunque su rostro y su figura de aquellos años empachados de drogas la distinguen hoy mucho más que sus canciones, Marianne Faithfull es digna de mérito por haber sobrevivido al Infierno, esfumarse y volver con la frente marchita, reinventándose hasta tropezar con la inspiración.

Como ella dice, nació en Hampstead (Londres) un 29 de diciembre de 1946 como Marian Evelyn Faithfull, potencial chanteuse & actriz con una interesante constelación familiar que incluye al escritor austríaco Leopold Von Sacher-Masoch, de quien viene el término masoquismo.

De modo que era hora que 64 años después de todo aquello se dignara a darse una vuelta por Buenos Aires. Imprevistamente anunciaron que se presentará en el Teatro Coliseo el próximo jueves, 22 de septiembre, en lo que se perfila como un show íntimo acompañada apenas por el camaleónico guitarrista Marc Ribot.

Faithfull será recordada por los siglos de los siglos por “As Tears Go By”, aquella canción que en 1964 le escribieron Mick Jagger y Keith Richards (los Rolling Stones la grabarían poco después) con el solo propósito de que el mundo descubriera que, además de parecerlo, la chica también cantaba entonces como un ángel.

FaithfullJagger

Pero aquella apariencia duró en pie lo que un vaso de agua entre un grupo de boy scouts perdido en el desierto, porque de inmediato Faithfull se convirtió en la musa absoluta del “Swinging London” que gobernaba la época. Empezó un noviazgo altisonante y abundante en sexo y drogas con Mick Jagger, y como era de esperar la insaciable maquinaria de la industria se ensañó con exprimirla de forma indiscriminada. En medio de ese status quo grabó algunos discos más (entre ellos un cover de “Yesterday”, de los Beatles) y actuó en algunas películas como “Georgina” (1967), de Michael Winner, o “Hamlet” (1969).

Yo solía ser muy intensa hasta que descubrí que me había pasado de todo y en realidad no me había pasado tanto”, se confiesa ahora Faithfull. “Nada era tan importante. Yo dramatizaba todo, una tendencia terrible que sólo te hace daño. Aunque, ¿la verdad?, para qué mentir, lo sigo haciendo”.

Cuando finalmente rompió con su novio stone en 1970, la rubia, ya completamente desangelada, puso el acento en la música y en sus famosos compañeros de alcoba. Así llegó a componer junto a Jagger “Sister Morphine” (que tiene algunos versos autobiográficos y finalmente fue a parar a “Sticky Fingers”, el álbum de los Stones del ´71) y a compartir sábanas y excesos con parte de la créme de la época, como Jimi Hendrix, Bob Dylan, David Bowie, Allan Clarke (de los Hollies) y dos socios de su ex, Keith Richards y Brian Jones.

“Sí, yo era preciosa y eso asustaba, y me aislaba también”, reconoce hoy, después del paso de los años. “Pero no he renunciado a ser una mujer linda”, advierte. “En mí sigue siendo una necesidad”.

Después de algunos álbumes decididamente mediocres que servirían para empapelar las paredes más aburridas de los ´70, Marianne Faithfull se escondió de sí misma y el mundo le perdió el rastro, aunque todos sabían que su única confidente seguía siendo la heroína.

Hasta que a finales de esa década, en 1979, regresó con un disco saludable y poco erótico como “Broken English”, donde no se avergonzaba de mostrar en carne viva sus propios despojos y rastrillaba con voz aguardentosa cada estrofa de “Working Class Hero” (John Lennon) como si fuera propia.

Marianne.Hoy

Impensadamente, su bonanza interpretativa arrancaría poco más tarde, hacia 1987, cuando editó “Strange Weather” (uno de sus hitos), “Blazing Away” (1990) y “Vagabond Ways” (1999), donde colaboraban Roger Waters y Emmylou Harris adaptando a Kurt Weill y Bertolt Brecht.

Sin embargo, los más fructíferos de sus comebacks parecen haber sido “Kissin´ Time” (2002), con Beck, Jarvis Cocker y Billy Corgan ayudando a la dama, y el álbum de 2008 “Easy Come, Easy Go”, un doble con versiones iluminadas de “Down From Dover” (Dolly Parton) y otras canciones firmadas por Randy Newman y Morrissey.

Pero su intempestivo aterrizaje en Buenos Aires tiene otras razones: presentar su último disco, el flamante “Horses And High Heels” editado en enero pasado por el sello Naïve, donde le saca chispas al clásico de las Shangri-LasPast, Present And Future” y al “Goin´ Back” de Dusty Springfield con el auxilio de ilustres colaboradores como Lou Reed, Dr. John y Wayne Kramer.

“Me puse el año 2014 como un límite para parar”, avisa antes de visitarnos, como para que haya movimiento en las boleterías. “Quizá no pueda hacerlo, no lo sé. Pero me gusta pensar que puedo hacerlo”, duda con una sonrisa. Esa misma sonrisa que, alguna vez, fue la más vendida del planeta.

Ziggy Savasta

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